La información, sin acción, es ruido
La teoría dice que uno de los beneficios de Internet es que nos mantiene a todos conectados.
La realidad; sin embargo, es mucho más perversa. Esta hiperconexión causa estragos en cada uno de nosotros.
Expuestos a mil impactos cada día, nuestra mente no está preparada para procesarlos, ni lo estará en un futuro cercano.
Si esto no fuera ya de por sí negativo, en nuestro ámbito profesional (programación) no solo ocurre lo mismo —sino con más intensidad. La información se comparte sin ningún criterio, allanando mentes ajenas.
La regla no escrita es que todos deben tienen que saber todo. Todos tienen que estar al tanto de todo. Porque eso es lo responsable. Es lo lógico, ¿verdad?.
¿Verdad?.
Este artículo está pensado para todos aquellos/as que trabajáis en un equipo, ya sea grande o pequeño. Para los que no, creo que aun así podréis sacar algo de valor.
Mínimo esfuerzo
Pero, ¿Por qué?. ¿Por qué tengo que saber cada detalle de lo que está haciendo mi compañero, siendo que no tiene ninguna relación con lo que yo estoy haciendo?.
El caos mental y la fricción generada por el cambio de contexto me afecta, y a ti también. Nos están robando ancho de banda cognitivo en la cara.
Ahora multiplica ese cambio de contexto por cada miembro de tu equipo. O por cada departamento de tu empresa. O por cada área de negocio. La lista sigue…
Esto no es una broma. Es real. Ocurre de forma generalizada y nadie hace nada. Pero, de nuevo, ¿por qué?.
Me gustaría creer que hay razones de peso, que en realidad alguien ha elegido las “standup meetings”, las “dailies” o los “status” de Slack como la solución más efectiva tras un cuidadoso proceso de investigación.
Si fuera así, lo respetaría. Palabra. Pero no, es mucho peor.
Es sencillamente lo más fácil de hacer. No requiere ningún esfuerzo. Todo tiene la misma importancia porque nadie tiene tiempo para juzgarla en primer lugar.
¿Por qué?, porque quien tiene la obligación de decidir está muy ocupado haciendo varias cosas a la vez.
Comunicar todo, a todo el mundo, todo el rato es, sencillamente, el camino más zafio, el que ofrece menor resistencia.
Defiéndete
Seguro que conoces la existencia de las técnicas de defensa personal. Tu mente necesita algo parecido. Necesitas defenderte.
Primero, hay que derribar uno de los mayores mitos: el que dice que existe un beneficio potencial en estar al tanto de todo lo que ocurre.
No. No lo hay.
No toda la información es igual de importante, y si no sabes filtrarla entonces tienes un gran problema.
¿Dónde trazar la línea en la arena?. Sencillo. Yo solo me intereso por aquello que puedo utilizar ahora o en un futuro cercano. Aquello que tiene una utilidad obvia, ahora. Si no, lo descarto. Sin más.
Prueba a hacer lo mismo.
Este comportamiento no solo es útil cuando hablamos de información. Se puede aplicar a casi todo. Ejemplo: ¿de verdad necesitas ese curso o es solo que tiene el precio rebajado?. ¿Lo vas a consumir ahora o muy pronto?. ¿Tienes alguna implementación en mente ahora?.
Caemos en esta trampa FOMO todo el rato.
Acción vs. movimiento
El hecho de compartir información —o reaccionar a ella, ya sea un reporte, un mensaje en Slack o una reunión, genera movimiento. Nos hace sentir bien. Sin embargo, pocas veces tiene algo de utilidad.
Hay movimiento, sí, pero no acción. No son lo mismo. La acción produce resultados, el movimiento, no.
Tienes compañeros/as de trabajo que viven en un movimiento continuo. Parece que hacen algo, pero en realidad no hay resultados. Es casi un arte.
Para poder producir un resultado, necesitas la información adecuada en el momento adecuado. Esto exige un diseño, una intención, algún tipo de proceso o conjunto de reglas. No se consigue de forma espontánea.
Recupera lo que es tuyo
Quizás pienses que lo digo es exagerado. Incluso radical. Fair point.
Ahora piensa en cada reunión a la que has asistido. ¿Cuántas de ellas eran realmente necesarias?. ¿Cuántas de ellas aparecieron de la nada?. ¿Cuántas de ellas podrían haberse evitado con una conversación asíncrona?. Es más, ¿cuántas de ellas siquiera tenían una agenda y objetivo claro?.
En otras palabras, ¿cuántas horas de tu vida has invertido en hacerle la vida más sencilla a personas que no saben organizarse ni hacer su trabajo?. No es justo.
¿Qué habrías podido hacer, crear, construir, aprender, probar o experimentar con ese tiempo?.
¿Quién es el radical ahora?.
¿Y ahora qué?
Si lo que has leído describe (más o menos) las dinámicas de tu equipo, no todo está perdido, pero es muy complicado que consigas resultados por tu cuenta.
Si quieres cambios (reales, de los que se mantienen en el tiempo), necesitas la colaboración de otras personas. Necesitas a tu equipo de tu lado.
Averigua si hay alguien más que piensan como tú. Pero te advierto: estate preparado para todo.
Estamos tan maleados por esta cultura “siempre-sync-siempre-on” que muchas personas ni siquiera son capaces de imaginar una alternativa.
Pero la hay.
No es perfecta y también tiene sus contras —como todo en esta vida, pero es infinitamente mejor que seguir siendo exprimido por las falsas urgencias y prioridades de otros/as.
Como primer paso, ármate de los argumentos necesarios para iniciar una conversación. Ellos no tienen ninguno (salvo su propia comodidad) así que esta será tu primera pequeña victoria.
Te recomiendo dos libros: ReWork y The Shallows. Ambos fueron escritos hace años, pero se sienten más actuales que nunca.
Conclusión
Recuerdo cuando (hace muchos años) comencé a moverme en ambientes corporativos. Que te invitaran a una reunión era un halago. Una experiencia. Te sentías especial.
Recuerdo también ver todos esos ejecutivos de reunión en reunión, vanagloriándose de su apretada agenda. Eran motivo de envidia. Ahora me dan pena (también un poco de asco), incluso rabia.
Mejor, ya que necesitarás canalizar todas esas emociones intensas para desafiar el status quo.
Espero que ahora entiendas a qué me refiero cuando digo la información sin acción, es ruido. El tipo de ruido que no necesitas en tu cabeza.
Buena suerte.